Cuando una persona obtiene un crédito o un préstamo, lo primero que suele pensar es en cómo pagarlo. Si todo ha ido bien, y consigue devolver el capital en los plazos pactados, el deudor se comienza a plantear si tiene que hacer algo, además de pagar la última cuota, para finalizar la relación que le une con quien le haya prestado el dinero. La respuesta es que todo dependerá de quién sea su acreedor, si es un particular o una entidad financiera, y si ese capital se recibió con o sin garantía por su parte. Finalmente, también hay que distinguir si la garantía es personal o real, siendo la más común la hipotecaria.
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