La ventaja principal es la que proporciona la seguridad jurídica preventiva: El notario se asegura antes de la firma, entre otras cosas, de la identidad y capacidad de las partes, de que tengan facultades suficientes para el acto o contrato que se va a formalizar, de la titularidad de los bienes y de si existen o no cargas sobre ellos. En otras palabras, el notario garantiza que el acto o contrato que se va a firmar se adecúa a la legalidad vigente en cada momento.